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jueves, 14 de julio de 2011

De cómo unir a Mariel Solís, México y Michael Moore (o cómo hacerte de un ejército de marielitos)


1. Que no digan que el rock no enseña.

Son los ochentas y entre sus carencias navega en el undeground un grupo de rock mexicano de nombre Ritmo Peligroso, que brama una canción llamada Marielito. Entonces los no enterados supimos que a principio de los ochentas, de Puerto Mariel salió una andanada de cubanos que –ideologías más ideologías menos– buscaban la libertad a fuerza de botarse al mar con cualquier cosa que hiciera las veces de embarcación, así se tratase de una nuez: a esos se les llamaba marielitos. Hoy, en la Ciudad de México, esa palabra asoma de nuevo: Mariel, sólo que lo único que puede relacionarla de nuevo con libertad está en el pasado y, quizás, como un deseo para el futuro inmediato. Quizás. Quizás, aunque se trabaja para ello.

2. Que no digan que el cine no enseña.

En una escena de la película Rojo Amanecer, de Jorge Fons, dos estudiantes se encuentran en el baño del departamento en Tlatelolco que les sirve de parapeto, en donde se ocultan del Batallón Olimpia, y uno de ellos extrae su credencial del bolsillo del pantalón y, conforme va prendiéndole fuego al documento desde una de las esquinas, antes de echarlo en el retrete, le dice al otro: “En estos tiempos es más peligroso ser estudiante que criminal”. Como alegoría del futuro… perdón, del no-futuro que los espera, la credencial desaparece en el remolino de agua.

3. Otra enseñanza del cine.

Una de las virtudes del documental Presunto Culpable es que finalmente alguien se atrevió a poner en pantalla grande lo que todo el mundo sabía. El secreto a voces se convierte en veracidad cuando lo legitiman los millones de testigos que hicieron fila (tanto en el cine como en los puestos de mercadería pirata) llevados por el morbo y la curiosidad (que no son lo mismo aunque abrevan del mismo cuenco), y el afortunado gancho de la censura. Lamentablemente (y quizás afortunadamente) las instituciones en México se hacen el harakiri llevados por la desesperación. Quizás, si nadie hubiese intentado llevar agua a su molino apañándose de una presunta ilegalidad, el filme habría pasado desapercibido. Pero no. El cometido se cumplió, y con añadidos: Toño sale libre de culpa y todos somos testigos de lujo del pudridero que opera con ínfulas de sistema. Fue como ver un accidente de tren, el talk show más veraz y no manipulable (al menos de lado de los buenos) que no puede ser igualado por las cadenas televisoras que compiten por el rating vía la tergiversación de historias inventadas al vapor y la prostitución de la desgracia ajena. México no es un país de documentales, aunque algunos hayamos hecho calistenia con los rollos cinematográficos de Michael Moore.

4. Sueño con telarañas…

El éxito de internet llegó a mediados de los noventas de la misma manera que Presunto Culpable se hizo de una pléyade de seguidores que se contagiaron con la verdad: el morbo y la curiosidad (y ahora veremos la diferencia entre ambos conceptos). El morbo por tener acceso a cuanta pornografía se deseara sin tener que ocultar la revista comprada en el puesto de periódicos entre un ejemplar de La Jornada y otro del Excélsior. Y la curiosidad de poder charlar con el familiar que vive en Escocia o Australia en tiempo real. Adiós al sistema de correos, adiós a la tardanza: todo es inmediato. La información a la mano, sin detenerse a pensar en la fuente, como debe hacer todo buen periodista. William Gibson autor de joyas como Neuromante, novela de ciencia ficción, que como buen Nostradamus predice la aparición de la tecnología como herramienta casera (que lo mismo ayuda que somete), aseguró en alguna entrevista perdida que el invento humano que más lo ha maravillado es el módem, por la inmediatez. La diferencia entre aquel primer internet y el de hoy la marca la tecnología Wifi, que permite estar conectado de forma perenne con las computadoras en línea de todo el mundo, sin la necesidad de tolerar los lamentos electrónicos del fax módem.

5. Del cartismo a las redes sociales

Cuando el avance de las máquinas en la revolución industrial redujo los empleos en las grandes fábricas, la única manera que tuvieron los obreros afectados de comunicarse y hacer ver su descontento fue por medio de cartas dirigidas al Parlamento. Fue, sin embargo, un proceso lento. Hoy en día, quien desea emitir su descontento se olvida de sobres, timbres conmemorativos, fax módems y tardanza, y se apura a etiquetar su mensaje con algo que los entendidos llaman hashtag (#el tema) que a fuerza de llamar la atención de dispositivo móvil en dispositivo móvil (nunca antes las computadoras tan relegadas de la vanguardia) y de cuenta de twitter en cuenta de twitter se convierte en trend topic, o en algo tremendamente en boga.

6. De la selva chiapaneca a la sala de tu casa

El primer ejército de inconformes que le dio utilidad revolucionaria a internet fue el EZLN, de esa manera, librando la censura que existe de México hacia fuera cuando se trata de un tema espinoso, su mensaje llegó hasta el último rincón del mundo y globalizó el levantamiento indígena. Hoy en día, sin pasamontañas, pero con el mismo ímpetu que detesta el silencio y la inmovilidad, quien guste (pase usted y sírvase) puede revolucionar las redes con un trend topic, siempre y cuando haya sustento ideológico (y hay los que carecen de él, también, pero sin mayor relevancia) y llegar hasta los rincones menos imaginables.

7. Amor y rabia: Mariel Solís, #MarielSolis y los nuevos marielitos

Cuando Mariel Solís, periodista en ciernes de 23 años de edad, buena estudiante y orgullo de amigos y compañeros fue arrestada el viernes 8 de julio de 2011 a las 8:30 hrs por agentes judiciales que aseguraban era ella la cómplice de un homicidio, se gestaba un levantamiento fraterno cargado de amor y rabia ante la arbitrariedad (que obra, ya se vio, como combustible). Bastó un fin de semana para que el hashtag #MarielSolis se convirtiera en trend topic (¿ya nos vamos entendiendo?) en todas las redes sociales, obligando a que la curiosidad y el morbo sentaran sus reales de nuevo, atrayendo la atención de los que abrevan del amor y el odio ante una arbitrariedad, marca registrada del sistema jurídico nacional, mismos que empujaron sus opiniones (la mayoría a favor de la inocencia de Mariel, y los que no, que fueron los menos, abogando porque, al menos, la cosa se aclarara) hasta inundar las redes sociales y los buzones de correo de público en general, autoridades, periodistas, medios de comunicación, intelectuales y amas de casa de corte furibundo, tan peligrosas con su lengua y su rabia como un bucanero de Salgari que blande su sable de abordaje cuando pisa cubierta enemiga, que ya conocen las artimañas de la PGJDF y no caen en el garlito, pero se dejan seducir por la mirada de sorpresa y desconsuelo de una Mariel que parece todo menos criminal. Marchas, plantones y el ¡Ya basta!, grito institucionalizado por los indígenas de Chiapas, quedan relegados para no enturbiar los terrenos conquistados a base de un empuje tan virtual (en términos de cibernética) como efectivo. Ese nuevo ejército bien puede ser bautizado como los marielitos. Pero ahora no se trata de cubanos que buscan su libertad botándose al mar sino soldados cibernéticos que pujan por la libertad de quien no debe ser privada de ella (de su libertad y ella misma).

8. Corcel de batalla…

Ese corcel blanco llamado verdad. Verdad y necesidad, urgencia. ¿Cómo es posible que las pruebas en contra de Mariel Solís sean tan blandas como un periódico mojado? Una foto borrosa, distorsionada, y la palabra de un burdo psicópata amante del asesinato, carente de la elegancia de un Hannibal Lecter, asesino confeso del catedrático de la UNAM y de su esposa después de una visita conyugal en el reclusorio, son las pruebas contundentes que tienen los acusadores (¿quién está más loco, el loco o quien le da crédito al loco?). Suficientes en este país para estragarle la vida a una mexicana que, de seguir en libertad, bien podría descubrir el nuevo periodismo, o convertirse en una mujer de éxito, quizás como escritora, productora audiovisual o directora de cine de horror, justo lo que este país necesita y justo lo que el sistema más desea evitar, que en México los jóvenes piensen. Lo curioso e indignante es que mientras el presidente Felipe Calderón alaba la actuación de la selección de futbol Sub17 y los coloca como ejemplo de juventud por haber ganado un campeonato mundial (algo irrelevante en estos menesteres y en la necesidad real del país), en las crujías del sistema se afecte, sin solidez, la vida de una joven que puede llevar su magia más allá de un simple estadio de futbol. Los estragos están hechos, porque, aun saliendo libre, Mariel Solís dejará de ser la misma y ella tendrá la oportunidad de sumarse a los que han sentido la crueldad de un sistema ineficaz, corrupto y podrido, en carne propia. Qué tristeza, de verdad, que un pueblo entero tema a quienes deben impartir justicia. La justicia, la prostituta más cara del mundo y, por supuesto, de México. Un prostituta tan temible que, como reza el chiste, morirá virgen.

9. No más mártires…

…como ejemplo.

10. Es un marielito de (Puerto) Mariel

Lo más importante que debe tener un ejército para triunfar es estar de acuerdo en el mismo objetivo, una meta, y saber que cada uno tiene una tarea diferente. Los nuevos marielitos, aquellos que están unidos con Mariel por cariño fraterno, lazo sanguíneo y enlace profesional desean que salga libre; quienes no la conocen también, pero a ambos batallones los une la necesidad de la verdad y la aparición, cristalina y eficaz, de la justicia. ¿Para qué? Para que el mundo siga rodando como antes. Para poder vivir con tranquilidad, para tener la certeza de que en un futuro no muy lejano nadie deba vivir aquello que Toño y Mariel (hoy ambos conocidos y hermanados) y miles que esperan en la cárcel porque asome la cordura han sufrido en sus cuerpos y sus mentes. Hoy, Mariel Solís debe ser más que un trend topic, más que un esbozo del buen uso de la tecnología y las máquinas. Quizás, sólo quizás.

11. Y LOS MARIELITOS GANARON…

Mariel derribó a Goliat a base de tuitazos!!!!! ¡Felicidades!