Ser un stalker, es
decir un buen stalker, tanto como un troll, tiene su chiste. No obstante, al
primero no lo aplaudo a menos que se trate de un caso del que dependa algo
importante. Por otro lado, respeto al buen troll.
Definir un buen troll:
sutil, directo, culto y fino.
Dicen que entre trolls
no se joden el post, como en el
caso de los gitanos… Pero si se trata de un buen troll, como muchos que conozco y que presumen las características de
un buen troll, resulta una delicia.
Entre la pléyade de usuarios que conozco en Twitter y
Facebook destacan dos de los mejores trolls
que he visto en acción (en mi muro) muchas veces: Roberto Marmolejo Guarneros,
tremendo periodista y ácido como limón viejo; y Francisco “Zappa” Zamudio,
periodista y analista musical. ¡Par de hijos de su cómo los quiero, bestias! Se
ponen al nivel y ponen a parir.
Hace unos días un buen amigo me señalaba que lo troll se me daba de forma natural a
partir de un par de publicaciones que hice, esas que yo llamo bombas de tiempo y
que funcionan para atraer usuarios específicos con actitudes específicas. Luego
se arma un relajo y me salgo de puntitas gracias a “Detener notificaciones”.
No, eso no es trolear.
Trolear es responder de manera
ingeniosa, dura y venenosa (inclusive legendaria) alguna publicación ajena. Y
tengo una regla: “jamás trolearás una
buena o mala noticia de índole personal”. A los hackers que se dedican a robar
información y después destrozar el sitio blanco se les llama de sombrero negro;
en este caso, a los trolls que no
cumplen la regla dictada anteriormente se les puede llamar trolls de poca autoestima. Ese tema ya se ha tocado anteriormente.
Pero el troll
también puede convertirse en un stalker
con los mismos matices.
Hará poco menos de dos años tuve una relación sentimental,
que duró pocos meses, con una stunning
woman (y cuando digo stunning woman no
exagero) que hoy es mi amiga y a quien le profeso una admiración y un respeto
de corte cuasi religioso. Es esa clase de persona que cuando llegue el
cataclismo mundial te gustaría tener de tu lado. Es también mi amiga @ Facebook
y seguidora @ Twitter y demás.
Como casi no tenemos una relación personal a causa de miles
de ocupaciones, tratamos de mantenernos al tanto en las redes sociales likeando y tuiteando y comentando y demás. Luego resulta que anduvimos en los
mismos eventos sin toparnos.
Hace un par de días me llegó un correo electrónico de mi
amiga (raro en ella) en el que me señalaba sentirse molesta porque dos
contactos míos en Facebook comenzaron a likear
sus comentarios en pláticas que teníamos ella y yo, y no sólo eso sino gracias
a un par de aplicaciones descubrió que ambos contactos tenían impactos
consecutivos en su muro (es decir: se metían a ver) sin ser sus propios
contactos, es decir que la estaban stalkeando.
Sé que diremos que Facebok tiene una configuración para
evitar que contactos ajenos entren a tu muro y le den like a tus comentarios sino hasta que te roben las fotos (es posible
detectarlo), pero también ninguna persona está obligada a configurar su red
social de esa manera. ¿Por qué? Porque uno presume que los contactos de tus
contactos son personas educadas y respetuosas. En este caso no fue así.
El problema es que se trata de dos personas (hombres) que
conozco muy bien y con quienes tengo una relación, digamos, cercana.
Estoy tan apenado como cuando me dijeron en el kínder que mi
hijo se defendió de un bully diciéndole
(por mis consejos babosos) que había nacido con traje de buzo (ahí saquen sus
conclusiones). XD
¿Qué clase de persona entra a un muro para robarse una
fotografía de una mujer sumamente atractiva? Ya sabemos para qué se utilizan
esas imágenes.
Una de las bellezas de internet es que sólo en pocos casos
tiene cierta regulación, a diferencia de otros medios, no obstante, eso no te da
derecho a mostrar poca y mala educación haciendo sentir incómoda a una persona,
hombre o mujer, para tu satisfacción personal.
No voy a ejercer ninguna clase de acción en contra de estas
dos personas, ellas solas leerán esto y se irán de Facebook sin que se note la
ausencia, o bien actuarán con cinismo, pero lo cierto es que los tengo muy bien
identificados y están a dos de que mi amiga haga la denuncia correspondiente a
los administradores de la red con las pruebas pertinentes.
No, no soy ningún mojigato ni ningún ente con doble moral,
pero a mi gente la respetan. Es por ello que de MI muro, como dije antes, yo
soy el editor, el censor, el inmolador de quienes actúan de esa forma o
publican comentarios vulgares, sexistas, homofóbicos, etcétera.
La idea es convivir. ¿No lo habían notado?
Para aprender más sobre reglas en internet: Netiquette | Reglas de comportamiento en Internet y redes sociales
(BTXo, Coyoacán 2015)
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