Un beat arranca
con una bestialidad sabrosa y comienzo a saltar para armar un pogo orgásmico…
Nadie más lo hace y Mónica Aire carcajea… “Te hubieras visto”, me dice. Son las
ganas, el ansia de poder escuchar a Hello Seahorse! con un buen PA…
Hace unos meses, en un bar de la Colonia Condesa, me
invitaron a ver a los HS! en un showcase
bastante íntimo. Aquella noche estuve cerca del buen Oro de Neta para atisbar,
así como el vecinito chismoso, la cantidad de juguetes con los que sube a
escena. Sublimes.
Pero esta noche en el Zócalo de la CDMX, después del beat fantasma, me calmo y recompongo la
pose cool. No obstante, dentro, algo
late… Siento que quiero parir un hipocampo… Guardo las emociones pero la
realidad es que la ansiedad me mastica como una bacteria carnívora. No es sólo
que esté con Mónica Aire y quiera verla bailar (mi vicio), o que espere las
secuencias intricadas de Oro de Neta, o la potencia y maleabilidad vocal de Lo
Blondo (en México nadie hace lo que ella con la voz), la hipnótica precisión de
Bonnz! o los rasgueos épicos de Joe sino espero apreciar la conjugación de
tanta joya.
Cuando la banda arranca aquello se envuelve en el capullo de
esa madurez musical que les permite moldear sus tracks en una textura más electrónica y densa, pero no por ello carente
de color, que por ósmosis va invadiendo organismos. Entre el público veo a los
fieles fans de siempre, a nuevos adeptos, a madres y padres de familia que
acompañan a sus vástagos y se dejan iluminar.
Cuando No es que no te
quiera y Bestia se entronan en el
escenario tengo una epifanía: HS! es la banda más potente, imaginativa y
elegante de México.
Su casa viene en capas. Capas y capas de sonidos y texturas
que laten con vida propia; beats
venenosos que impactan y se diluyen al entrar en contacto con la sensualidad de
Lo Blondo.
En su música hay más de un detalle de finura. Suena a disco
con esteroides: la precisión del estudio se recompone con un estallido de
testosterona que invita a bailar, a saltar, a cabecear con riesgo de pegarle al
de enfrente.
Las notas atacan al personal como un enjambre de abejas
reinas que se internan en las venas. Las luces son lanzas con curare. Hay más
de una lágrima, no por tristeza ni por nostalgia sino por ese efecto especial
que HS! factura como factura una hermosa obra maestra.
Y más allá de la música, HS! te convence, después de una
carretada de tracks, que si estás ahí
es porque has hecho algo positivo en tu vida.
Los ojos de Mónica Aire me absorben… Sonrisa… Como él me
enseñó, aunque deshonre a mis principios…
No tengo voz para decirlo, por eso vengo y se los escribo…
(Btxo, 2015)
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