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jueves, 15 de agosto de 2013

La carnicería noticiosa (La información informal o De periodista a robot)

Por Btxo

La facilidad que brinda la tecnología para el desarrollo de nuevos medios de comunicación vía internet, ha traído como consecuencia la desvalorización del periodista. Hoy en día, la noticia peca de inmediatez y la investigación ha quedado de lado.

Alrededor del nacimiento de nuevos medios electrónicos flota el inclemente fantasma de la supervivencia vía la venta de espacios publicitarios en pantalla, en un país en donde la pornografía sigue siendo el primer tópico de búsqueda. Curiosamente, México, un país costumbrista y moralista, aún prefiere la información impresa y, por ende, la velocidad con que se publican las noticias interesa sólo a unos pocos.

Tal y como ocurría en el circo romano, el nuevo campo de juego, llamado Twitter, ha trasladado la competencia de las ocho columnas desde las tijeras de los puestos de periódicos hacia las pantallas de móviles inteligentes, tabletas y ordenadores, sin dejar de lado la carnicería y el oportunismo. La exclusividad de la nota se ha transformado en el “fusil” descarado y todos compiten por dar “la primera patada” en Twitter.

Por desgracia, aquello ha motivado que las mesas de redacción de los medios electrónicos se conviertan en especie de campos de concentración en donde la veracidad y la calidad se sacrifican por la velocidad. Dichas mesas se han metamorfoseado en líneas de producción de notas a granel, algunas francamente irrelevantes, sacrificando estilo y reglas básicas de redacción.

Si a ello le sumamos la crisis laboral por la que este país atraviesa desde hace más de 20 años, entonces los editores tienen una gran ventaja, ya que consideran viable pagar ínfimas sumas de dinero a redactores que trabajan por volumen y que aceptan esos sueldos insultantes con tal de figurar, y condiciones y horarios de trabajo, en algunos casos, francamente inhumanos.

Es penoso ver cómo los nuevos medios no sólo maniatan a sus trabajadores al bloquear cualquier instinto creativo, sino evitan brindar prestaciones elementales y, encima, esperan el agradecimiento al desempeñar un oficio que ha dejado de coquetear con el arte de la redacción puntual y estilística.

El estilo se ha homologado en la frialdad de los segundos que gotean, y “el cierre” se constriñe en instantes dignos de un robot.

El fomento de la profesión ha sido olvidado en detrimento de años y años de estudio y especialización, y los licenciados en periodismo, recién desempacados y oliendo a nuevos, suman minutos de vuelo sentados en puntos de engorde, como bien los llamó Douglas Coupland en su excelente libro “Generación X”, tableteando sobre las teclas de los ordenadores a velocidad suicida, en todo sentido, ya que dicho modus vivendi resulta inclusive perjudicial para la salud del redactor a causa del estrés y el sedentarismo obligado.

Hoy en día, el periodista ha dejado de ser considerado un factor indispensable dentro del espectro informativo, y se ha convertido en un engrane más del sueño cibernético. Todo por la avaricia de quienes consideran que el negocio está en la pantalla del ordenador, olvidando la responsabilidad de los medios, que es brindar información veraz, formal y responsable.

Cada vez más, los medios electrónicos dejan de lado la investigación noticiosa y el trabajo periodístico, y actúan como chacales, o buitres, en busca de la información inmediata, cachando notas de otros medios establecidos, para pasarlas por el tamiz de su propio esquema para, vía el uso de sinónimos, decir la misma cosa y buscarse un sitio en esa cascada de información informal llamada Twitter.

(Coyoacán, 2013)

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